miércoles, 31 de diciembre de 2014

Los Lujos del Inca

Al soberano Inca les gustaba vivir lujosamente. Cada uno se hacía construir un palacio propio pues ninguno residía  en el que perteneció a su antecesor. Eran imponentes edificios de piedra magníficamente canteada y ensamblada, con patios rodeados de habitaciones y albercas de agua caliente y fría donde  bañarse.

Todos los objetos que usaba en su vida diaria eran de oro y plata, incluso el trono, un asiento bajo hecho de oro macizo.  Vestía bellísimas túnicas confeccionadas expresamente  para él  por las acllas o vírgenes escogidas. ¿Quiénes eran estas mujeres? Las más hermosas adolescentes, de entre 10 y 14 años, recogidas de todas las provincias del imperio y enclaustradas en las Aclla Huasi o Casa de Escogidas a disponibilidad del Inca,  la principal de las cuales estaba en Cuzco. Una de sus tareas era confeccionar las túnicas del Inca en la tela que denominaban cumbi. La hacían con pelo de vicuña, la fibra animal más fina existente, que hilaban, teñían de diversos colores y finalmente tejían formando vistosos dibujos, a veces entretejiendo la fibra con hilos de oro y ensartándole piedras preciosas. Cada túnica era una joya, sin embargo, el Inca la vestía sólo una vez; jamás usaba dos veces la misma.

¿Y cómo se movilizaba el Inca, señor tan exquisito,  en una región del mundo donde no había animales de tiro y se desconocía la rueda? El cronista Pedro Cieza de León nos  cuenta de qué manera:
Cuando... salía a visitar… su reino iba por él con gran majestad... sentado en ricas andas, armadas sobre unos palos lisos, largos, de maderas excelentes, engastonadas en oro y en argentería; y de las andas salían dos arcos altos hechos de oro, engastonados en piedras preciosas...
Como el Inca viajero deseaba tener privacidad,   caían unas mantas algo largas por todas las andas de tal manera que las cubrían todas… y, a menos que él lo quisiera, no podía ser visto, ni alzaban las mantas sino era cuando entraba y salía…. Y para que le entrase el aire y él pudiese ver el camino había en las mantas algunos agujeros.

¿Y quién cargaba las andas? Las llevaban en hombros…  señores, los mayores y más principales del reino… entrenados en caminar con pié seguro y paso acompasado.
En rededor de las andas… iba la guarda compuesta por gran número de hombres armados con alabardas y hachas y otras armas, de los cuales unos marchaban  adelante y, otros, atrás.
A lo largo de todo el camino iban indios limpiando, quitando cualquier  obstáculo que pudiera ocasionar un tropezón, y por los lados… iban corredores fieles descubriendo qué había…

Así viajaba el Inca y andaba cada día cuatro leguas, aproximadamente unos 25 kms.

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