El Inca Pachacútec tuvo desde siempre claros objetivos
imperialistas y con acierto consideraba que la grandeza de un imperio comenzaba
por la imagen de su ciudad capital: Cuzco. Por eso, con minucia propia del más
prolijo de los intendentes, la recorría para detectar dónde necesitaba mejoras.
El cronista Juan de Betanzos nos cuenta que cierta vez en
que hacía su recorrido durante la
temporada lluviosa, como viese que las corrientes e aguas que… caían de las
coberturas de las casas… llenaban la tierra… y que hacían mal y daño en ella, y
que… se entraban por los cimientos de las casas… se preocupó mucho por lo que
ordenó hacer, sin dilación, las siguientes
obras urbanas que el cronista
describe al detalle:
…mandó que, para el reparo de esto, a raíz de las paredes en
aquellas partes donde caía agua de las
coberturas de las casas, fuesen puestas muchas losas llanas e muy juntas y
todas iguales, las cuales fuesen puestas [como] un dique… de contención; y asimismo mandó que por el medio de las…
calles fuesen hechas de piedra de cantería unas acequias… de anchor de un
jeme…; es decir, de unos 0,25cms.
También ordenó que entre las acequias y el reparo de losas fuese echada
mucha piedra menuda y cascajo y tierras areniscas -ripio- y así el
agua de las tales lluvias se escurriese por esas acequias.
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