jueves, 22 de enero de 2015

Urbanismo Incaico

El Inca Pachacútec tuvo desde siempre claros objetivos imperialistas y con acierto consideraba que la grandeza de un imperio comenzaba por la imagen de su ciudad capital: Cuzco. Por eso, con minucia propia del más prolijo de los intendentes, la recorría para detectar dónde necesitaba mejoras.

El cronista Juan de Betanzos nos cuenta que cierta vez en que  hacía su recorrido durante la temporada lluviosa, como viese que las corrientes e aguas que… caían de las coberturas de las casas… llenaban la tierra… y que hacían mal y daño en ella, y que… se entraban por los cimientos de las casas… se preocupó mucho por lo que ordenó hacer, sin dilación, las siguientes  obras urbanas que el cronista  describe al detalle:


…mandó que, para el reparo de esto, a raíz de las paredes en aquellas partes donde caía  agua de las coberturas de las casas, fuesen puestas muchas losas llanas e muy juntas y todas iguales, las cuales fuesen puestas [como] un dique… de contención;    y asimismo mandó que por el medio de las… calles fuesen hechas de piedra de cantería unas acequias… de anchor de un jeme…; es decir, de unos 0,25cms.  También ordenó que entre las acequias y el reparo de losas fuese echada mucha piedra menuda y cascajo y tierras areniscas -ripio-  y así el  agua de las tales lluvias se escurriese por esas acequias.

Calle de Santa Victoria Oeste, en la provincia de Salta en el Norte de Argentina. En esta calle se ve , tal como se observa en otros pueblos de los Andes de Argentina, la canaleta central, costumbre que viene desde los tiempos del gran Inca Pachacutec.

jueves, 15 de enero de 2015

Una extraordinaria revolución en el transporte colonial

Como sabemos, en América prehispánica no había animales de tiro y carga; tampoco se conocía la rueda, de allí que el transporte de bienes y hasta de personas se hacía a espaldas de ser humano: eran los indios cargueros que habitualmente cargaban entre 30 y 40 kilos; a veces, 60. Imágenes de ellos  abundan tanto en la iconografía azteca como en la peruana.
El único animal carguero americano era la llama, pero sólo existía en el área andina,  aguanta no más de unos 25 kilos de peso  y se cansa pronto; incomparable su resistencia con la del burro, la mula o el caballo traídos por los conquistadores. Este último podía cargar un guerrero con toda su armadura y armamento;  además, galopar y batallar con todo el esfuerzo de marchas,  contramarchas, frenadas  y acometidas que esto exigía; no sin motivo los aborígenes quedaron estupefactos ante su presencia. Sin embargo, lo que produjo en América una revolución extraordinaria en el transporte, durante el período colonial,  fue la carreta.
Se centro principal de construcción en todo el Virreinato del Perú estaba en Tucumán gracias a la abundancia de buenas y corpulentas maderas  que ofrecían sus selvas. Cargaba hasta dos toneladas, transportaba mercadería y, a veces, pasajeros. También cargaba botija con agua, leña para cocinar, más herramientas y maderos para hacer reparaciones.
Las ruedas tenían 2,15m. de diámetro. Su pértiga, 2,50 de largo.  La caja, situada a más de 1m del suelo, tenía casi 2 de altura, 4 de largo y sólo 1.50 de ancho para facilitar la circulación por las áreas boscosas.
La estructura era toda de madera y en el ensamblaje de sus partes no se usaba ningún clavo. El piso era de carrizo o junco tejido. El techo, una armazón de ramas flexibles cubierta con cueros de toro, cosidos. Eran conducidas por un peón y tiradas por dos o cuatro bueyes uncidos a un yugo de 2m. de largo.

Marchaba en tropas de hasta 20 unidades y recorría un promedio de 20kms. diarios. Gracias a ella el comercio se incentivó asombrosamente y podemos afirmar que una revolución equivalente a la que produjo la carreta sólo volvió a darse a partir de la segunda mitad del siglo XIX, con la llegada del ferrocarril. 

domingo, 11 de enero de 2015

Prostíbulos para cuidar la moral general

Se calcula que el Inca Pachacútec reinó desde 1438 a 1471. Hiperactivo y  dotado de excepcional don de mando y de talento  organizativo, legisló sobre prácticamente todos los aspectos de la vida de la comunidad que gobernaba, desde el ordenamiento urbano  de Cuzco, hasta la estructuración de las fuerzas armadas, pasando por la moral ciudadana.

Respecto de este punto le preocupaba la conducta de los mancebos solteros, tan deseosos de satisfacer sus apetencias sexuales que no respetaban a las mujeres casadas ni  a las mamaconas, místicas esposas del dios Sol. Para remediar el problema dispuso que  hubiese cierta casa  fuera de la ciudad para que en ellas fuesen puestas ciertas cantidades de mujeres de las… tomadas en las guerras, a disposición de los mancebos. También dispuso que sus servicios no fuesen gratuitos, sino que estas mujeres fuesen pagadas. Suponemos que el pago sería hecho en bienes ya que los incas no tenían moneda.


El tiempo pasó. Se produjo el arribo de Colón y pronto los españoles conquistaron varias islas caribeñas. Reinaba el emperador Carlos V quien, por cédula real del 21 de agosto de 1526, autorizó a un vecino de Santo Domingo a instalar un prostíbulo. La justificación era la misma esgrimida por Pachacútec menos de un siglo atrás: …por la honestidad de la ciudad y mujeres casadas… hay necesidad de que se hagan en ella casas de mujeres públicas… Poco después el emperador extendió la autorización a Puerto Rico.

miércoles, 7 de enero de 2015

La jurisdicción de la República Argentina

Poco o nada se conoce  del hecho de que la jurisdicción de Argentina está definida  nada menos que desde 1542. En un día de fines de noviembre de ese año, el Lic. Cristóbal Vaca de Castro, a cargo del gobierno del Virreinato del Perú  por muerte del virrey, firmó la provisión que autorizaba al capitán Diego de Rojas a hacer la entrada al Tucma de la cual resultó el extraordinario descubrimiento de la ruta terrestre que unía Lima,  capital del Virreinato, con el Río de la Plata, salida al Océano Atlántico. Con fecha 24 de noviembre Vaca de Castro escribió al rey  informándolo de la medida:
Hay noticia de que entre la provincia de Chile y el río grande que llaman de la Plata, hay una provincia que se llama Tucma,  hacia la parte -en dirección- del Mar del Norte -Océano Atlántico- … de manera que la Cordillera de las Sierras Nevadas -Cordillera de los Andes- que atraviesa estas provincias, hacia el Estrecho -de Magallanes- queda entre las provincias de Chile y esta tierra.
Lo que la provisión denomina Tucma era el actual territorio argentino, entonces ignoto. Los límites que le daba eran, al oeste, la Cordillera; al este, la cuenca del Río de la Plata y el Atlántico; al sur, el Estrecho de Magallanes. No especificaba, por obvio, el límite norte que era la provincia de Charcas, Bolivia, al sur de la que comenzaba el llamado Tucma, más el área chaqueña, infranqueable por la hostilidad  de la naturaleza y de los aborígenes. Lo que importa y merece ser conocido y difundido es que esta provisión establece, por primera vez en la historia, lo que es la jurisdicción de la República Argentina.

lunes, 5 de enero de 2015

Ritos fúnebres de algunos aborígenes sudamericanos

El cronista Pedro Cieza de León,  desde 1535 a 1550 recorrió el occidente sudamericano desde Santa Marta, en Colombia, hasta Potosí en Bolivia. Hombre ávido de conocimiento, recogió un enorme caudal de información relativo a los pueblos aborígenes que conoció, entre otros temas, sobre los ritos fúnebres.

Lo primero que llamó su atención fueron las diferencias en la disposición final del cadáver. En Cuzco los embalsamaban y sentaban en unos asientos llamados duhos, vestidos y adornados de lo más principal que ellos poseían. En otros lugares los tendían en barbacoas o camas hechas de cañas o bien  sentados dentro de hondas sepulturas.

Había pueblos que  a sus muertos dentro de sus casas entierran... en grandes bóvedas… o bien envueltos  en un pellejo de una oveja -llama- fresco, y con él los cosen formándoles por de fuera el rostro, narices, boca…

Otros pueblos los sepultaban en lo alto de los cerros;  en cambio, los  habitantes de la desértica costa subecuatorial del Océano Pacífico no  tenían otra opción que enterrar a sus muertos en el inestable suelo arenoso, que el viento revolvía constantemente dejando pronto al descubierto los cadáveres. El cronista cuenta la impresión que le causaba ver,  cuando andaba por esos arenales  gran número de calaveras y… sus ropas, ya podrecidas y gastadas con el tiempo, expuestas impiadosamente a la intemperie.

Era norma general sepultar a los grandes señores con sus mejores posesiones, sus armas de guerra, abundantes alimentos y chicha, pero había otra costumbre muy generalizada, verdaderamente terrible: meter en las sepulturas mujeres vivas integrantes del harén del fallecido y también  muchachos. En algunas regiones, los señores comarcanos, para honrar al muerto le obsequiaban de sus indios y mujeres dos o tres, y llévanlos donde está hecha la sepultura y allí, en un acto que podemos interpretar como de caridad, les daban  mucha chicha, tanta, que los embriagaban hasta que perdían el sentido y entonces los metían en la sepultura para que tenga compañía el muerto… de manera que ninguno… muere que no lleve de veinte personas arriba en su compañía...

Señala el cronista que, por lo general, los destinados a ser sepultados vivos aceptaban su suerte, pero hubo un caso de resistencia del que fue testigo: Escribe que estando en ... Cartagena... siendo en ella gobernador... el licenciado Juan de Vadillo, de un pueblo llamado Pirina salió un muchacho y venía huyendo adonde estaba Vadillo, porque le querían enterrar vivo con el señor de aquel pueblo, que había muerto... El muchacho,  aterrado, fue a  buscar la protección de quien, por el cargo que tenía y por su formación cultural sería capaz de salvarlo: el gobernador español que lo acogió, amparó y libró del horrendo fin al que lo destinaban.