Fr. Bernardino de Sahagún escribe que también había remedios para curar el decaimiento, la obstrucción de lo que llamaban el caño de la orina, la tuberculosis y la lepra, y respecto a ésta, si los enfermos no respondían al tratamiento, los médicos aztecas tomaban una medida drástica: disponían apartarlos de la conversación de la otra gente porque no se les pegue la enfermedad, hecho que nos indica la existencia de una suerte de leprosarios.
Un caso interesante es el de la curación de huesos quebrados. Primero se los reacomodaba, luego se los cubría con un emplasto y se los entablillaba, pero si esto no daba resultado, se recurría a lo que podemos interpretar como implantación de una prótesis. Leamos lo que escribe el fraile Sahagún: se ha de raer y legrar el hueso encima de la quebradura, cortar un palo de tea que tenga mucha resina, y encajarlo con el tuétano del hueso para que quede firme, y atarse muy bien, y cerrar la carne con… patle. La palabra patle significa veneno por lo cual puede deducirse que se trataba de una substancia de fuertes propiedades antibióticas.
Otra operación digna de mención vendría a ser de cirugía estética: La cortadura y herida de las narices -escribe Sahagún- habiéndose derribado por alguna desgracia, se ha de curar cosiéndose con un cabello de la cabeza y poner encima de los puntos y herida miel blanca mezclada con sal... y si no hubiere aprovechado la cura..., pondrás narices postizas; lamentablemente, Sahagún no informa de qué material eran esas prótesis. Las heridas de los labios también se cosían con cabello de la propia persona.
En esta compilación de datos relativos a la medicina azteca aparece el tema de las bubas provocadas por la sífilis lo que corrobora la presencia de esta enfermedad, en América, desde tiempos prehispánicos. Lastiman mucho con dolores -escribe Sahagún- y tullen las manos y los pies, y están arraigadas en los huesos, de allí que sus señas puedan observarse en esqueletos anteriores a la conquista. La medicación recomendada por los médicos aztecas eran brebajes y baños.
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