miércoles, 18 de julio de 2018

Enfermos, medicos y curaciones en Crónicas de la Conquista. Parte 2

 MITOS AURANCANOS

Otro dato de valioso interés médico lo hallamos en uno de los mitos  arahuacos, recogidos por el fraile. Es el relativo a los primeros seres humanos que habitaron la isla y a su dispersión por ella:
Cuenta que, originalmente, todos los humanos vivían en cuevas, cada varón con sus mujeres e hijos, pero un día, un joven llamado Guahayona decidió abandonar las cuevas para buscar otro lugar donde vivir. No se fue sin compañía, sino que instó a todas las mujeres de la comunidad a seguirlo, incluso a las casadas que abandonaron esposo e hijos. Partió con su harén y anduvo recorriendo la isla durante un tiempo hasta que, en un momento dado, y quizá porque ya habrían nacido niños que significarían una rémora para su marcha, decidió abandonar a  mujeres y críos, y continuar viaje solo.
Pronto comenzó a extrañar la compañía femenina y creyó hallarla cuando, vagando por la playa, encontró una mujer. Intentó conquistarla, pero sucedía -según escribe Fr. Ramón Pané- que el promiscuo Guahayona estaba lleno de aquellas llagas que nosotros [los españoles] llamamos mal francés. En otras palabras, Guahayona padecía sífilis y Guabonito -que así se llamaba la mujer-  en lugar de ceder a sus requerimientos lo aisló en un lugar apartado hasta que se curó. Después lo abandonó, no sin antes obsequiarle unos talismanes quizá para que conservara la salud.
Este mito -que como todos debió tener alguna raíz en la realidad- es muy interesante porque responde una duda que suele plantearse: ¿Los españoles contagiaron la sífilis a los aborígenes americanos o éstos a ellos? La conclusión a que nos conduce el mito recogido por Ramón Pané es que, a fines del siglo XV, cuando los primero llegaron al Nuevo Mundo, hacía mucho que la enfermedad existía en él, tanto como para estar incorporada  a un viejo mito transmitido por vía oral,  durante generaciones. Por cierto también existía en el Viejo Mundo desde tiempos antiguos, como para que los europeos la identificaran como “Mal francés” o “Mal de Nápoles”. Es decir, que la sífilis era una enfermedad infecciosa difundida por todo el globo desde antes del descubrimiento y conquista de América.
Este valioso dato está corroborado por la Paleontología ya que estudios realizados en algunos cementerios aborígenes,  prehispánicos se han encontrado esqueletos  que muestran lesiones óseas típicas de esa enfermedad.


Teresa Piossek Prebisch

martes, 17 de julio de 2018

Enfermos, médicos y curaciones en Crónicas de la Conquista. Parte 1

EL INFORME DE FRAY RAMÓN PANÉ

En enero de 1494  Cristóbal Colón, en su segundo viaje,  llegó a la isla de Santo Domingo poblada por indios arahuacos, para iniciar por ella la colonización del nuevo continente.  Lo acompañaba un fraile de la Orden de los Gerónimos llamado Ramón Pané a quien encomendó recorrer las aldeas indígenas y vivir con los pobladores para informarse sobre sus usos, costumbres, creencias y tradiciones. Así lo hizo el fraile gracias a que Colón, de regreso de su primer viaje,  había llevado a España algunos de esos indios de los cuales aprendió su idioma. Hecha su recorrida, redactó un informe titulado Relación acerca de las antigüedades de los indios,  primer libro escrito en América, en una lengua europea, y primera investigación etnográfica sobre aborígenes americanos, en la que se compilaba valiosísima información sobre los más diversos temas, uno de ellos el relativo a la Medicina.
En ellos consigna que, entre los indios arahuac -y como usualmente ocurre en las culturas primitivas- la medicina era ejercida por el brujo de la tribu del cual  nos cuenta lo siguiente: El médico está obligado a guardar dieta, lo mismo que el paciente, y a poner cara de enfermo. Es preciso que también se purgue como el enfermo...¿Y con qué se purgaban? Con un polvo llamado cohoba que, además de purgar, provocaba alucinaciones durante las cuales el brujo-médico afirmaba que hablaba  con los dioses.
A veces el tratamiento surtía efecto y el enfermo se curaba pero, en otras, fallecía. En este caso los deudos se comunicaban con su espíritu y si éste les decía que había fallecido por lo que hoy definimos como mala praxis,  atacaban al brujo-médico y lo apaleaban hasta darlo por muerto. Si se enteraban de que había sobrevivido a la golpiza, lo atacaban nuevamente y esta segunda vez -cuenta Pané- le sacan los ojos y le rompen los testículos.